La estrella misteriosa (1942) - página 27
A bordo de un buque polar bajo el mando del capitán Haddock, Tintín y un grupo de científicos europeos zarpan rumbo al océano Ártico, donde se ha estrellado un meteorito que contiene un metal desconocido. Pero, en cuanto se enteran de que otro barco va también de camino hacia el extraño meteorito, su expedición se convierte en una auténtica carrera contrarreloj.
¿Estará el astrónomo Hipólito Calys en lo cierto cuando anuncia a Tintín que el fin del mundo es inminente? Lo que se ve a través de su telescopio es en cualquier caso clarísimo: ¡una enorme bola de fuego, surgida en el cielo hace poco, se acerca a toda velocidad y amenaza seriamente a nuestro planeta! Esta fue la primera aventura publicada en color.
Hergé: «... se trata, entre otras cosas, de la rivalidad por el progreso entre Europa y Estados Unidos. He descrito esta lucha a través de la carrera de dos buques hacia un mismo objetivo...».
Numa Sadoul : «Con La estrella interviene por primera vez lo fantástico en su obra. Hay unos dibujos de alucinaciones y unos efectos ópticos notables. Es un episodio que contiene algo raro: unos climas fuertemente oníricos, misteriosos... ».
Hergé : «Efectivamente». (SADOUL, Numa. Conversaciones con Hergé - Tintín y yo - . Juventud, 1986. Pág 103).
Entrez donc !
À gauche, un fauteuil confortable. Au centre, une table basse en bois massif. Aux murs, des gravures encadrées. Au plafond, un lustre doré. Pour cause de tremblement de terre, le tout est un peu sens dessus dessous.
La estrella misteriosa es además el comienzo de la utilización sistemática del color (impresión en cuatricromía) y el paso al formato estricto de 62 páginas.
Astronomía
Primer hombre de ciencia en aparecer en el mundo de Tintín, el astrónomo Hipólito Calys sería un personaje carente de la menor fantasía si no tuviera una debilidad por los caramelos blandos.
¡Por los anillos de Saturno, es ese tipo de detalle que no se inventa! Exacto, porque en la época en que Hergé lo visita para documentarse, el Observatorio Real de Bélgica cuenta con un aficionado a dichos caramelos entre los miembros de su personal.
Whisky
Hergé suele tratar con mucho humor el gusto pronunciado del capitán Haddock por el whisky. En La estrella misteriosa abundan los chistes sobre esta enojosa afición.
Uno de los mejores es cuando, ante los mismísimos ojos de los delegados de la Liga de Marinos contra el Alcohol, de la que el capitán es el presidente honorario, varias cajas de botellas de whisky son llevadas a bordo del Aurora.
Sabio al cien por cien
De origen suizo, Auguste Piccard enseñó en la Universidad de Bruselas en los años 30 y 40. Según Hergé, con quien se cruzó alguna que otra vez en la calle, el inventor del batiscafo era la encarnación misma del sabio.
Así que, antes de inspirarse en el físico poco banal de Auguste Piccard para crear el del profesor Tornasol, Hergé lo representó tal cual en La estrella misteriosa. Fíjate bien en esta viñeta: ¡el primero por la derecha, es él!
Hergé no solía presumir de sus propios dibujos. Lo que no quita que estimara algunos de ellos particularmente logrados. Como por ejemplo, en La estrella misteriosa, los que representan de forma casi cinematográfica el cabeceo del Aurora en un mar alborotado y sus efectos inmediatos en los pasajeros.
En la frontera de lo irreal
«¡Esto parece arte de magia!», exclama Tintín. Se salva una primera vez de recibir en el cráneo una manzana gigante.
A la segunda va la vencida; quedará literalmente KO y se salvará por los pelos de ser tragado por el oleaje desatado. Hergé entra en el mundo de lo fantástico.
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