Las 7 bolas de cristal (1948) - página 31
En Las 7 bolas de cristal (1948), siete sabios caen misteriosamente víctimas de letargia a su vuelta de una expedición a los Andes. Y a raíz de la desaparición del profesor Tornasol, Tintín y el capitán salen en su busca. Creado en 1929 por un tal Georges Remi, que ya entonces firmaba sus dibujos con el nombre de Hergé, Tintín vivirá veintitrés aventuras cuyo éxito entre los jóvenes de 7 a 77 años nunca ha quedado desmentido, hasta hoy.
La señora Clairmont es la esposa de uno de los miembros de la expedición de la que también ha formado parte el profesor Bergamotte. Su (demasiado) breve aparición en las primeras páginas de Las 7 bolas de cristal sigue siendo inolvidable. Primero porque esta rubia refinada y elegante es encantadora. Y luego porque las mujeres, encantadoras o no, escasean en el pequeño mundo de Tintín.
En el Music-Hall Palace, Tintín tiene la sorpresa de descubrir sobre el escenario al general Alcázar, conocido en el pasado en América del Sur. Exiliado de San Teodoro por un golpe de estado perpetrado por su eterno rival, el general se ha reconvertido en lanzador de cuchillos bajo el nombre de Ramón Zárate.
A pesar de no desempeñar un papel protagonista en Las 7 bolas de cristal, Alcázar es el fehaciente testigo, por su presencia en esta historia, del placer que le producía a Hergé el «regreso» de sus personajes.
En 1944, cuando todavía no había creado a los héroes de papel que lo harían célebre, Edgar Pierre Jacobs se convirtió en el colaborador de Hergé y trabajó con él en Las 7 bolas de cristal. No es pues de extrañar que la historia esté impregnada de esta atmósfera policiaca y fantástica a partes iguales tan reverenciada por el padre de Blake y Mortimer, al que Hergé representó con su eterna pajarita en el primer palco izquierda del Music-Hall Palace.
Al igual que los otros seis científicos con los que ha descubierto hace poco unas tumbas incas en Perú, el profesor Bergamotte cae de pronto en un sueño letárgico.
El modelo de la mansión de este eminente americanista es una apacible morada burguesa que todavía puede verse en Bruselas, cerca de la casa que ocupó el propio Hergé en los años 40.
El profesor Bergamotte y sus colegas se traen de Perú la momia del inca Rascar Capac, que el sabio exhibe orgullosamente en el salón de su mansión.
Aunque creada por Hergé para las necesidades de su relato, la momia del que «desencadena el fuego del cielo» le fue inspirada por aquella que tuvo la ocasión de descubrir en una colección privada belga.
Es a Saint-Nazaire a donde primero conduce la pista de los secuestradores del profesor Tornasol que siguen Tintín y el capitán Haddock. Por iniciativa de una asociación local denominada no sin razón Les 7 soleils, el recorrido de ambos héroes en la famosa ciudad portuaria ha sido reconstituido mediante reproducciones gigantes de algunas de las viñetas nazarianas del álbum.
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