La oreja rota (1937) - página 56
La oreja rota (1937) es una carrera-persecución palpitante. Tintín decide viajar a América del Sur para recuperar un fetiche robado. Allí se encuentra con la oposición de todo tipo de intereses: militares, económicos; la guerra del Gran Chaco tiene enfrentados a Bolivia y Paraguay desde hace tres años. Una estatuilla arumbaya es robada... y luego restituida a su museo. Pero un detalle revela a Tintín que la pieza devuelta no es la original sino una mera réplica. ¿Qué misterio oculta por lo tanto esta estatuilla para que se desee encubrir su robo? Tintín se embarca hacia América del Sur, donde él cree que se encuentra la clave de este enigma.
Sexto álbum de la serie, la primera versión con guardas grises y en estilo «Tintín reportero» con una «pequeña imagen» pegada en la portada, es sin duda alguna una de las más raras y más buscadas por los coleccionistas. Algunos han pretendido que la primera versión de La oreja rota era la versión «azul» (álbumes con las guardas azules), pero no es cierto.
Las guardas azules hicieron su aparición en el año 1937 por iniciativa de Charles Lesne, que estimaba seguramente con toda la razón que estas eran de mejor factura. Si es cierto que La oreja rota habría debido aparecer con las guardas azules ya en la primera tirada simultáneamente con los reediciones de 1937 de Tintín en el Congo y de Tintín en América, parece ser que los primeros ejemplares de La oreja rota habrían sido encuadernados con guardas grises. ¡Y de ahí su rareza!
El hilo conductor de la nueva aventura de Tintín: el robo de un fetiche conduce al reportero hasta el corazón de la selva amazónica. Una historia ante todo «intimista», intrigante, a lo Sherlock Holmes, que se desarrolla de forma inesperada en un viaje de exploración heroico.
El fetiche arumbaya, objeto de todas las codicias, es en realidad una estatuilla precolombina de madera perteneciente a las colecciones de los Museos Reales de Arte y de Historia de Bruselas. Esta estatuilla tiene poca relación con los objetos de la región amazónica. Al parecer, procedería de la región de Trujillo (norte del Perú). La oreja rota es también un running gag (chiste recurrente) del verdadero/falso robo del fetiche.
San Teodoro es primero un símbolo de la inestabilidad y de la violencia políticas que caracterizaron durante tiempo a América Latina (La oreja rota), y luego un modelo de país tercermundista, en cuyo seno los enfrentamientos aparentemente ideológicos enmascaran la lucha de clanes por la conquista de un poder igualmente opresor (Tintín y los Pícaros). La oreja rota «consigna, en una especie de gran reportaje naíf, la imagen que un occidental de los años treinta se hacía de Sudamérica? (P. Goddin, Hergé et les Bigotudos, Casterman, pág. 15).
Hergé aborda en él los componentes de la realidad latinoamericana: la revolución, los golpes de estado, las maniobras de los militares, la venta de armas, los tráficos de todo tipo, las estratagemas de las multinacionales...
Hergé retoma la tesis encontrada en Le Crapouillot: los dictadores y los regímenes fantoche de las repúblicas bananeras están manipulados por las altas finanzas internacionales y las corporaciones industriales militares de las grandes potencias del momento, es decir, los Estados Unidos y Gran Bretaña. Son ellos los responsables y los instigadores de los golpes de estado, de las revoluciones y de las guerras.
El libertador de San Teodoro (1805-1899), el general Olivaro, es una alusión clara al general Bolívar, libertador de las colonias españolas ?las del norte que forman la Gran Colombia.
Hergé nos hace una demostración magistral con Mazaroff (versión B/N) Bazaroff Zaharoff. El auténtico Zaharoff vivió entre 1849 y 1936. La fuente de Hergé relacionada con Basil Zaharoff se encuentra también el Le Crapouillot.
Sir Basil Zaharoff, de origen griego, dio muestras de un sentido tal de los negocios que supo hacerse indispensable para los dirigentes de las grandes potencias vendiendo armas al bando que fuera, apoyado en su gestión por políticos y potencias bancarias que le eran devotos. En Le Crapouillot sale citado entre los poderosos del mundo. En La oreja rota se convirtió en Basil Bazaroff, también traficante de armas.
La guerra del Gran Chaco entre Bolivia y Paraguay. Este territorio sin interés económico estaba dividido entre ambos países, pero en 1931 se descubrió petróleo en él... De nuevo los artículos de Antoine Zichka para Le Crapouillot, pero también el capítulo XI de su libro La Guerre secrète pour le pétrole, publicado por Payot en 1933, sirvieron de fuente documental a Hergé. Este había ya abordado el tema del petróleo en Tintín en América y lo retomará Tintín en el país del oro negro.
La guerra del Chaco enfrenta a Bolivia y Paraguay de 1932 a 1935. El tratado de 21 de julio de 1938 atribuyó la mayor parte de los territorios disputados a Paraguay, y a Bolivia un corredor de acceso al río Paraguay. Hergé, jugando con las palabras, retoma ese conflicto bajo el nombre del Gran Chapo, que enfrenta a dos países pretendidamente imaginarios; San Teodoro (capital Los Dopicos), alias de Bolivia (capital La Paz), y Nuevo-Rico (capital Sanfación), alias de Paraguay (capital Asunción).
El avión en el que viajan Alonso Pérez y Ramón Bada es un Breguet Wibault-Penhoet 283, un avión trimotor de la compañía Air France fácilmente reconocible por su tren de aterrizaje con tapas oculta-ruedas.
La carretera que toma Tintín después de evadirse de las celdas del general Alcázar existe en la realidad. Es la carretera más peligrosa del mundo: el camino a Los Yungas, la tristemente célebre «carretera de la muerte», en Bolivia, construida en los años treinta por prisioneros de guerra paraguayos. Tintín por poco se mata en ella, por cierto...
El periplo de Tintín puede seguirse desde el momento en que salta del puente al río que traza la frontera entre Bolivia y Paraguay, llega a la hacienda de don José Trujillo y vuelve a irse en piragua en busca de los arumbayas. En Le Petit Vingtième del 5 de noviembre de 1936, don José explica a Tintín que: «El último que intentó este viaje fue un explorador inglés, Ridgewell.
Se fue hace diez años». La última carta del teniente coronel Percy H. Fawcett, dirigida a su esposa, llevaba la fecha del 29 de mayo de 1925... Percy H. Fawcett se convierte bajo la pluma de Hergé en Ridgewell, un explorador inglés campeón de la cerbatana.
En el corazón de la selva amazónica, ¡Tintín encuentra a Ridgewell y los arumbayas en el mismo lugar donde desapareció el explorador inglés H. Fawcett! Los arumbayas, que hablan un dialecto de Bruselas disfrazado, se parecen a los indios jívaros, que tienen por enemigos a los bibaros reductores de cabezas. Los arumbayas viven a orillas del río Badurayal.
Hergé se documenta sobre todo en el libro de C. J. Walker, Voyages aux Amériques, de la editorial Graveau (1875), el mismo que consulta Tintín antes de emprender su viaje.
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