Doctor Müller - Tintín en el país del oro negro (1951)
J.W. Müller, personaje muy secreto, nunca ha revelado más que las iniciales de sus nombres de pila. ¿J de Johannes ? ¿W de Werner, Walter o Wolfgang? Estas dos iniciales solo pueden ser de origen germánico. Tienen la ventaja de ser capaces de sugerir dos nombres en inglés: James y Wilberforce. Desde su desaparición, después de Tintín en el país del oro negro, Müller ha hecho lo imposible por no dar pistas sobre sus nombres.
Con perilla, con barba, bajo diversos disfraces y distintos seudónimos, J.W. Müller ha participado en los grandes acontecimientos del siglo XX -siempre en el lado equivocado-. Aficionado a las maquinaciones, falsificador, intrigante por naturaleza, asesino si se tercia, lo encontramos en el Reino Unido y Oriente Medio.
Mientras Roberto Rastapopoulos compensa su maquiavelismo con una propensión al ridículo, Müller carece por completo de escrúpulos.
En La isla Negra, su primera aparición, J.W. Müller tiene en alta estima su título de «doctor». Pero de su juramento hipocrático, el bueno del doctor Müller se olvida totalmente. Es muy claro al respecto: «Sin duda ignora que soy el director de un sanatorio mental. Y este sanatorio tiene una particularidad: los que entran en él no siempre están locos... Pero después de aplicarles un tratamiento... llamémosle ?especial?, ¡se vuelven completamente tarumbas!»...
La acción de La isla Negra se desarrolla en 1938, en una Europa que se precipita de cabeza hacia un nuevo conflicto mundial. Tras poner en guardia a sus lectores contra las ambiciones expansionistas de los dictadores Mussolini y Hitler (unidos en la persona del conspirador syldavo Müsstler), Hergé se hace eco de la guerra de los servicios de inteligencia, que multiplican los golpes bajos.
Se basa en el médico (¡otra vez!) Georg Bell, escocés de nacimiento pero residente en Alemania, unido a la causa de los nazis.
Este espía, real, fue noticia a mediados de la década de 1930 a raíz de las revelaciones que hizo al periodista inglés Sefton Delmer, enviado especial del cotidiano londinense Daily Express. Georg Bell decía ser agente secreto y falsificador.
Al final de La isla Negra, la portada del Morning News (versión álbum de 1938), el periódico escocés nos relata la detención de Müller y sus cuatro cómplices por parte de Scotland Yard. Sin embargo, Müller no conocerá el destino reservado a los espías: la muerte o la reclusión a perpetuidad.
¿Fue intercambiado por un espía británico capturado por los alemanes? Misterio... Es el tipo de archivo que los gobiernos divulgan tras haber pasado mucho tiempo ... De hecho, no tarda mucho en reaparecer. La isla Negra se publicó en Le Petit Vingtième del 15 de abril de 1937 al 16 de junio de 1938. Un poco más de un año después, ¡ya estaba en Oriente Medio!
Tras dar un rodeo por los países balcánicos (El cetro de Ottokar), Tintín llega a Oriente Medio, que ya es el «país del oro negro». A Müller, lo único que le importa es el petróleo: en las tres versiones de Tintín en el país del oro negro no tiene otro interés que este.
En 1939 Tintín llega a Caiffa, ciudad bajo protectorado británico. En 1948, la población palestina es designada por su verdadero nombre, Haifa, todavía bajo control británico. Tras la creación del estado de Israel (1948), la situación cambia en esta región sensible del planeta. En 1971, Hergé no envía a su personaje a Haifa, sino al puerto de Khemkhâh, punto neurálgico y puerta de entrada a Khemed.
A lo largo de su detestable carrera, Müller ha servido a varios amos. En La isla negra y la primera versión (1939) de Tintín en el país del oro negro, opera en nombre de la Alemania nazi. Tras intentar infructuosamente desestabilizar la economía británica con moneda falsa, tropezamos de nuevo con él (¡menos de dos años después!), ocupado en cortar el suministro de carburante también en Inglaterra, que está a punto de entrar en guerra contra los nazis. En la segunda versión (1948), se ha unido a las filas de los «Terribles», aquellos mercenarios que, a cambio de dinero contante y sonante, proliferaban por doquier.
Su obsesión: eliminar a Tintín. Apenas ha oído hablar de él y ya ordena su asesinato (La isla Negra).
En el desierto está a punto de alcanzar su objetivo supremo: sintiéndose espiado por el que cree ser Ahmed , Müller lo tumba, reconoce a Tintín y le apunta con un arma.
Durante más de ocho años, de 1940 a 1948, los lectores de Tintín se preguntaron cómo habría esquivado su héroe el destino fatídico que le reservaba Müller.
El 9 de mayo 1940 aparece el último número de Le Petit Vingtième. Contiene las planchas 55 y 56 de Tintín en el país del oro negro. Müller apunta a Tintín; va a ejecutarlo a quemarropa. Ni la plancha 57 ni las siguientes aparecerán: mientras tanto, los alemanes han ocupado Bruselas y cerrado las puertas del diario Le Vingtième Siècle. Hergé retomará Tintín en el país del oro negro tras la liberación.
En la segunda versión de Tintín en el país del oro negro (1948), Müller es sorprendido por la llegada del jeep de los Fernández y huye. De nuevo detenido y de nuevo entregado a la justicia, Müller no abandona sus actividades siniestras.
Esta vez se cuida de no hacer frente a Tintín en un combate singular -¡no es tonto el doctor!- Y es ahí donde perdemos su pista. Los rebeldes, a quienes vendía sus malas artes, han terminado huyendo en espantada. En resumidas cuentas, Hergé creó con Müller una de las figuras más inquietantes y desagradables del mundo del hampa internacional... ¡las cuales, sin embargo, no escasean!
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